Es hermoso llegar a una meta por la cual nos esforzamos y mucho más cumplir un sueño que nos parecía inalcanzable.
Cuando eso sucede, doy fe, es una de las mejores sensaciones del plantea. Sólo una, a mi modo de ver, la supera.
Y es cuando llegas a la meta, ver a tu alrededor, a las personas que amas. Ver a las mismas personas que se alegraron por vos cuando te acercabas a la meta, a quienes te apoyaban incondicionalmente, a quienes en tus momentos más difíciles en vez de mirar hacia otro lado, estaban felices de estar ahí para vos.
Y no es casualidad, que Jim Rohn haya dicho que somos el promedio de las 5 personas con las que nos rodeamos, por eso, es imprescindible elegir muy bien a esas 5 personas.
Cada vez que recuerdo mi festejo después de defender mi tesis de doctorado, lo veo a él, leyendo la carta más hermosa del mundo y después las imágenes son mil, asados, cafés en la facultad, juntadas, ruta, casamientos y llamadas interminables por teléfono para hablar de todas las cosas.
Por eso hoy soy la que te rinde homenaje, sos el hermano elegido, mi confidente, mi amigo y una de las mejores personas que conozco. Te adoro Federico Vaschetto.
Y no podía no compartir esta alegría con mi comunidad, para recordarles la importancia de valorar lo importante, las personas que nos acompañan y que son felices con nuestra felicidad. No se conformen con menos.
Me encantaría que puedas compartir estas palabras con esas personas que son importantes para vos y me cuentes en los comentarios si pensas que somos el promedio de las personas con las que nos rodeamos.
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